viernes, 30 de abril de 2010

NUESTRA ACTITUD HACIA LA SOBERANÍA DE DIOS

Reconocer en verdad la soberanía de Dios es contemplar al propio Soberano, es tener una visión del Dios tres veces santo en su excelente gloria.
Notemos la experiencia de Job, aquel de quien el propio Señor dijo: “No hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios, y
apartado del mal” (Job 1:8). Al final del libro de Job se lo muestra en presencia de Dios; ¿y cómo se comporta? Job dice: “De oídas te había oído,
más ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco y me arrepiento en el polvo y en la ceniza” (Job 42:5). Así la visión de Dios hizo que Job se
aborreciera a sí mismo y se humillara ante el Omnipotente.

En el capítulo seis de Isaías se nos ofrece una escena pocas veces igualada. El profeta contempla al Señor en su trono “alto y sublime”. Sobre
este trono hay serafines con rostros cubiertos dando voces, diciendo: “Santo, Santo, Santo, Jehová de los ejércitos”. ¿Cuál es el efecto de ésta
visión en el profeta?. ”Entonces dije: Ay de mí que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios
inmundos, han visto mis ojos al Rey” (Isaías 6:5).La visión del Rey humilló a Isaías hasta el polvo.

Analicemos la experiencia de Daniel. Cerca del final de su vida, este hombre de Dios contempló al Señor en una teofanía. Jehová se apareció a su
siervo en forma humana, vestido de santidad y gloria divina. Daniel cuenta el efecto que ésta visión tuvo sobre él y los que con él estaban: ”Y solo
yo, vi aquella visión, y no la vieron los hombres que estaban conmigo, sino que cayó sobre ellos un gran temor, y huyeron y se escondieron. Quedé
solo y vi ésta visión, y no quedó en mí esfuerzo.

Pero oí la voz de sus palabras: y oyendo, estaba adormecido sobre mi rostro, y mi rostro en tierra” (Daniel 10:6-9).
Aquí vemos una vez más que la visión del Dios soberano hace que el esfuerzo de la criatura se marchite y ésta sea humillada.

Entonces ¿cuál debe ser nuestra actitud para con el Soberano Dios?

Nuestra respuesta es:

1. SANTO TEMOR
¿Porqué las masas están hoy tan despreocupadas de las cosas espirituales y aman los placeres del mundo más que a Dios?.La Biblia dice en Romanos 3:18: “Porque no hay temor de Dios delante de sus ojos”. Proverbios 1:7 cita: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”. Feliz el almaque ha sido atemorizada por una visión de la majestad de Dios, que ha tenido una percepción de la grandeza de Dios.

2. OBEDIENCIA IMPLÍCITA
La visión de Dios nos lleva a darnos cuenta de nuestra pequeñez y termina mostrándonos nuestra dependencia de Él, y hace que nos pongamos en sus
manos.


3. ENTERA ACEPTACIÓN
Es natural quejarse cuando nos vemos privados de aquellas cosas en las que habíamos puesto nuestros corazones. Pensamos que cuando hemos desarrollado
nuestros planes con prudencia y esfuerzo, tenemos derecho al éxito, que cuando estamos rodeados de una familia venturosa, ningún poder puede
penetrar y herir a un ser que amamos; pero si en cualquiera de estos casos llega a producirse un disgusto, el instinto pervertido del corazón humano
lo lleva a clamar contra Dios.

Pero en aquel, que por la gracia, ha reconocido la soberanía de Dios, ésta murmuración es acallada, y en su lugar el corazón se inclina ante la voluntad divina.
Una sorprendente ilustración del alma inclinándose ante la voluntad soberana de Dios es la que nos ofrece la vida de Job. Como es sabido Job
era temeroso de Dios y apartado del mal. Si jamás hubo alguien que pudiera esperar que la providencia divina le sonriera éste era Job.

Pero ¿cómo le fue?.Por un tiempo las cuerdas le cayeron en lugares deleitosos. El Señor llenó su aljaba dándole siete hijos y tres hijas. Le prosperó en los
asuntos terrenales hasta convertirlo en un hombre rico. Pero de golpe el sol de la vida se escondió tras espesas nubes. En un solo día Job perdió,
no solo sus rebaños y manadas, sino también a sus hijos e hijas. Le llegó la noticia de que los ladrones se habían llevado su ganado, y que sus
hijos habían muerto por un ciclón. ¿Y cómo recibió todo esto?.Oíd sus palabras: “Jehová dio, y Jehová quitó”.

Pero no solo reconoció la soberanía de Dios, sino que además se gozó con ella y dijo: “Sea el nombre de Jehová bendito” (Job 1:21). Si, es ante la voluntad del Señor que debemos inclinarnos. Es Él quien debe decir donde debo vivir, en qué circunstancias he de vivir, y cuanto
tiempo he de hacerlo.

4. PROFUNDO AGRADECIMIENTO Y GOZO
En este punto es donde muy a menudo se pone a prueba el estado de nuestras almas. Cuando las cosas van según nuestros deseos, parece que estamos muy
agradecidos a Dios, pero ¿qué decimos en aquellas ocasiones en que las cosas nos son adversas y desbaratan nuestros planes?.Vayamos de nuevo al
ejemplo de Job. Cuando experimentó pérdida ¿qué hizo? ¿lamentarse? ¿maldecir? ¿murmurar? NO; se inclinó ante Dios y lo adoró.

No habrá verdadero descanso en tu corazón hasta que aprendas a ver la mano de Dios en todo. Para esto es preciso que la fe sea practicada
constantemente.

Pero, ¿qué es la fe?¿una aceptación fatalista? NO. La fe descansa en la palabra de Dios, y por tanto dice: “Sabemos que a los que a Dios aman, todas las cosas les ayudan a bien, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28). La fe que obra se goza en el Señor siempre (Filipenses 4:4).


5. ADORACIÓN
El solo hecho de que la voluntad de Dios es irresistible e irrevocable, me llena de temor; pero cuando me doy cuenta de que Él solo quiere lo bueno,
mi corazón se llena de gozo. El reconocimiento de la soberanía de Dios ha de abrumar mi corazón y hacer que me incline ante Él en adoración.

LA SOBERANÍA DE DIOS Y LA ORACIÓN

Decir que Dios ha ordenado que los destinos humanos puedan ser cambiados y moldeados por la voluntad del hombre es absolutamente falso.
EL DESTINO HUMANO NO LO DECIDE LA VOLUNTAD DEL HOMBRE, SINO LA VOLUNTAD DE DIOS (1 Samuel 26:8).

Entonces ¿porqué Dios ha determinado que oremos?.Hay varias respuestas a este interrogante:

En primer lugar, y ante todo, la oración es un mandamiento para que Jehová sea honrado. Dios exige que le adoremos, y la verdadera oración, es un
acto de culto. En ella reconocemos que dependemos de Él.

En segundo lugar, Dios ha designado la oración para nuestra bendición espiritual, como medio para nuestro crecimiento en la gracia. Dios ha
designado la oración para nuestra humillación. La oración es un ejercicio para nuestra fe.

En tercer lugar, la oración ha sido mandada por Dios para que busquemos en Él las cosas que necesitamos. Pero aquí surge una dificultad: si Dios
antes de la fundación del mundo, ha determinado todo lo que ocurre dentro del tiempo, ¿de qué sirve la oración? ¿para qué orar? ¿de qué sirve que yo
comparezca ante Dios y le diga lo que ya sabe?

La oración no ha sido designada para que Dios pueda saber lo que necesitamos, sino como confesión a Dios de nuestra experiencia de la
necesidad. Sin embargo, vuelve a plantearse la pregunta: ¿no será la oración una práctica poco provechosa? NO.

Es evidente que la oración no carece de significado ni de valor, así lo dice la Escritura:
“Orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17); “Es necesario orar siempre” (Lucas 18:1); “la oración de fe salvará al enfermo” ; “la oración del
justo puede mucho” (Santiago 5:15).

¿Cuál es entonces la relación entre la soberanía de Dios y la oración cristiana? Ante todo dejemos bien en claro que la oración no tiene por objeto alterar
el propósito de Dios. Dios ha decretado que ciertos acontecimientos tengan lugar, pero también ha decretado que estos acontecimientos tengan lugar a
través de los medios que Él ha designado para su cumplimiento.

El Evangelio es uno de los medios establecidos para el cumplimiento del eterno consejo del Señor, como la oración es otro.

La palabra de Dios enseña claramente que las oraciones pidiendo precisamente el cumplimiento de las cosas que Dios ha decretado no carecen
de significado. Daniel “entendió” por los escritos de los profetas que la cautividad debía durar solamente setenta años, pero cuando estos setenta
años habían casi terminado, se nos dice que volvió su “rostro al Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, y cilicio y ceniza”(Daniel 9:2).

En Ezequiel 36 leemos las promesas explícitas e incondicionales que Dios ha hecho tocante a la futura restauración de Israel, pero en el versículo 37 de ese capítulo se nos dice: “Así ha dicho el Señor Jehová; aún seré solicitado de la casa de Israel para hacerles esto”. (para bendecirlos)

¿Acaso el Hijo de Dios no sabía que ninguno de los suyos perecería? Sin embargo rogó al Padre que los guardara (Juan 17:11).
Nuestras creencias con respecto a la oración han de ser revisadas. La idea que se tiene hoy en día es: “me presento ante Dios, le pido algo que necesito, y espero que me lo dé.
NO, y otra vez NO.

Orar es presentarme ante Dios, contarle mi necesidad, encomendarle mis caminos y dejar que haga según a Él le parezca mejor. Esto es dejar que
Dios conteste la oración de la manera que Él crea conveniente, sea la que sea, bien que a menudo su respuesta sea la que menos agrade a la carne.
Como ejemplo consultemos 2 Corintios 12: Se ha concedido a Pablo un privilegio inaudito. Ha sido arrebatado al Paraíso. Sus oídos han
escuchado y sus ojos contemplado lo que ningún otro mortal ha oído ni visto en el lado de acá de la muerte.

La maravillosa revelación fue más de lo que el apóstol podía soportar. Estaba a punto “de creérsela” a causa de su experiencia. Por lo tanto se le envía un aguijón en la carne, un
mensajero de Satanás que le abofetee para que no se enaltezca demasiado.

Y el apóstol presenta su necesidad ante el Señor, le implora tres veces que éste aguijón sea quitado; ¿fue contestada su oración? Sin duda, aunque no
como hubiera deseado. El aguijón no fue quitado, pero le fue dada gracia para soportarlo.

La verdadera oración es comunión con Dios, de manera que es necesario que Él llene nuestros corazones de sus pensamientos .Si pedimos algo conforme
a su voluntad, Él nos oye, y si no pedimos, no nos oye (Santiago 4:3).

Que sea nuestro clamor: SEÑOR ENSÉÑANOS A ORAR (Lucas 11:1).

sábado, 24 de abril de 2010

LA SOBERANÍA DE DIOS Y LA VOLUNTAD DEL HOMBRE

LA SOBERANIA DE DIOS Y LA VOLUNTAD DEL HOMBRE

“Porque Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

La idea popular que actualmente prevalece es que el hombre tiene “libre albedrío”, y que la salvación viene al pecador por la cooperación entre su
voluntad y el Espíritu Santo.

Negar el libre albedrío del hombre es desacreditarse enseguida. Pero la Biblia dice “No es del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene
misericordia” (Romanos 9:16).

Preguntamos ahora: ¿Qué es la voluntad humana? ¿Es un agente que toma sus propias determinaciones o es a su vez determinada por otra cosa? ¿Es soberana o sierva?.

Se enseña a menudo que la voluntad gobierna al hombre, pero la palabra de Dios declara que el centro dominante de nuestro ser es el corazón;”Sobre
toda cosa guardada guarda tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23).
Aquí nuestro Señor descubre la fuente de estos actos pecaminosos, y declara que su origen es el corazón (todo nuestro ser) y no la voluntad.

También dice su palabra: “Este pueblo de labios me honra, mas su corazón lejos está de mí” (Mateo 15:8). Pongamos un ejemplo; un individuo ante
quien se ofrecen dos alternativas: ¿cuál escogerá?.Respondemos que la que más le agrade a él, es decir a su corazón: el centro más recóndito de su
ser.

Ante el pecador se ha colocado una vida de virtud y piedad, y una vida de vicio, entregada al pecado;¿cuál seguirá? La segunda. ¿por qué?
Porque es la que escoge. Pero ¿demuestra eso que la voluntad es soberana? En absoluto. Pues ¿porqué escoge el pecador una vida de entrega al pecado?
Porque la prefiere, y la prefiere a pesar de todos los argumentos adversos. ¿Y por qué la prefiere? Porque su corazón es pecaminoso, (No escoge el pecado, es su naturaleza, ya está ahí).

De igual manera las mismas alternativas se enfrentan con el cristiano, y sin embargo éste se decide y lucha por una vida de piedad y virtud. ¿Por qué?
Porque Dios le ha dado un nuevo corazón.

En cualquier tratado que se proponga estudiar la voluntad humana, debe tenerse en cuenta la voluntad de tres hombres diferentes: Adán, el pecador
y el Señor Jesucristo.

En Adán, antes de caer, la voluntad era libre en ambos sentidos; libre hacia el bien y libre hacia el mal.

Con el pecador (después de la caída, o sea toda la raza humana), las cosas son diferentes; el pecador nace con una voluntad que no está en equilibrio moral, porque en él hay un corazón engañoso.

Pero con respecto al Señor Jesús la cosa fue muy distinta. Cristo difería radicalmente. Él no podía pecar porque era “el Santo de Dios”.

Ahora bien, en contraposición a la voluntad del Señor Jesús y la voluntad de Adán, tenemos la voluntad del pecador, libre, pero siempre propensa al mal.
¿En qué consiste pues la libertad del pecador? El pecador es libre en el sentido de que no es forzado desde fuera, él nunca es forzado a pecar.

Pero no es libre de escoger entre el bien y el mal. Ilustremos esto:
Tengo un libro en la mano. Lo suelto. ¿qué pasa? Cae. ¿en qué dirección? Hacia abajo. ¿porqué? Porque de acuerdo a la ley de gravedad su propio peso
le hace caer. Supongamos que deseo que el libro ocupe una posición un metro más arriba, ¿qué hago? Tengo que levantarlo; un poder externo debe
levantarlo. Tal es la relación que el hombre caído tiene con Dios.

¿Cómo podrá el pecador ir al cielo? ¿Por un acto de su propia voluntad? NO. Un poder externo a él debe levantarlo y sostenerlo.
¿Está dentro de los límites de la voluntad humana aceptar o rechazar al Señor Jesucristo como Salvador? ¿Está en su propio poder ceder ante Dios? NO y NO.

Si la voluntad de una criatura caída ha de ir hacia Dios alguna vez, es preciso que un poder divino obre sobre ella, venciendo las influencias del pecado que tienden en dirección contraria.
Esto es solamente otra manera de decir “ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).

SI CRISTO VINO A SALVAR LO QUE SE HABÍA PERDIDO, EL LIBRE ALBEDRÍO NO TIENE CABIDA.

La voluntad no es libre, porque el hombre es esclavo del pecado (Juan 8:36).

Para que un pecador sea salvo fueron indispensables tres cosas: Dios Padre tuvo que “proponerse” su salvación; Dios Hijo tuvo que “comprarla” y Dios
Espíritu Santo tiene que “aplicarla”.

Respondamos a la objeción acostumbrada e inevitable: ¿Porqué predicar el Evangelio si el hombre es impotente para responder al mismo?.

No predicamos el Evangelio porque creamos que el hombre tiene libre albedrío, sino que lo predicamos porque se nos ha mandado hacerlo (Marcos 16:15) (1 Corintios 1:25).

A la sabiduría carnal le parece el colmo de la locura predicar el Evangelio a los que están muertos y son totalmente incapaces de hacer algo
por si mismos. El hombre quizás considere locura profetizar a los “huesos secos” y decirles: “Huesos secos, oíd palabra de Jehová” (Ezequiel37:4).

Los sabios habrían dicho junto a la tumba de Lázaro que era señal de demencia el que el Señor se dirigiese a un hombre muerto y le diga: “Lázaro, ven fuera”.

Por lo tanto salimos a predicar el Evangelio no porque creamos que los pecadores tienen en sí el poder de recibir al Salvador, sino porque el
propio Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que en él cree, y porque sabemos que “todos los que estaban ordenados para vida
eterna”, creerán en el momento que Dios ha designado.

Alabado sea Dios que tiene “nuestros tiempos en sus manos” Salmo 31:15 

Hay cosas que como humanos nos pega a nuestro orgullo, por eso no es fácil que aceptemos que el "libre albedrío" no existe como tal

martes, 20 de abril de 2010

La Soberanía de Dios en Operación

“Porque de Él, y por Él, y en Él, son todas las cosas” (Romanos 11:36) ¿Está Dios ahora gobernando el mundo, y a todos, y a todo lo que hay en él? SI
¿lo gobierna de acuerdo a un propósito concreto o lo hace sin objetivo y al azar? Y si lo gobierna conforme a un propósito, ¿Cuándo fue formado ese propósito?.

¿Está Dios cambiando continuamente su propósito y formando uno nuevo cada día de acuerdo a las circunstancias cambiantes o estaba ya formado desde un principio?
La presciencia de Dios no es la causa de los acontecimientos, sino más bien los acontecimientos son el efecto de su propósito eterno. Cuando Dios
ha decretado que algo ha de ser, ÉL SABE QUE SERÁ.

Dios creó todas las cosas. Dios formó primero el propósito de crear y luego realizó el acto creativo en cumplimiento de dicho propósito.
Es obvio que Él no se propuso simplemente crear el mundo y colocar al hombre en él, para luego abandonar a ambos. Es preciso que veas que Dios tiene
alguna gran finalidad en su propósito; y que Él está actualmente gobernando el mundo con objeto de realizar estos fines.

Entonces ¿con qué gran propósito fueron creados este mundo y la raza humana?. La respuesta encontrada en la Biblia es: “Todas las cosas ha hecho Jehová por sí mismo”
(Proverbios 16:64).
Pero ¿qué diremos del gobierno de Dios sobre la familia humana?¿Qué revela la Escritura respecto al modus operandi de su administración sobre la
humanidad?¿Hasta qué punto y por medio de qué influencias controla Dios a los hijos de los hombres?.

Consideraremos primeramente el método de Dios para con los justos (sus
elegidos):

1. DIOS EJERCE SOBRE SUS ESCOGIDOS UNA INFLUENCIA O PODER VIVIFICANTE
Por naturaleza, ellos están espiritualmente muertos en delitos y pecados, y su necesidad primordial es la vida espiritual, pues “el que no naciere
de nuevo no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).En el nuevo nacimiento somos hechos participantes de la naturaleza divina. Sin esta naturaleza
santa que se nos imparte es absolutamente imposible para el hombre el producir un impulso espiritual, el formar un concepto espiritual, el tener
un pensamiento espiritual, el entender las cosas espirituales y mucho menos el ocuparse en obras espirituales.

El nuevo nacimiento es mucho más que derramar unas cuantas lágrimas debido a un remordimiento temporal por el pecado. Es mucho más que cambiar nuestra manera de vivir.
No es mera reforma sino transformación completa. En resumen es un milagro hecho por la sobrenatural operación de Dios. Esto es lo primero que Dios hace con
sus escogidos.

2. DIOS EJERCE SOBRE SUS ESCOGIDOS UNA INFLUENCIA O PODER FORTALECEDOR
Los hijos de Dios son capacitados para pelear la buena batalla de la fe y para contender con las fuerzas adversarias que les hostigan. Ellos de por
sí no tienen fuerza alguna; dice la palabra de Dios: “El da esfuerzo al cansado y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna” (Isaías 40:29).

3. DIOS EJERCE SOBRE SUS ESCOGIDOS UNA INFLUENCIA O PODER DIRECTIVO
Dios nos guiará obrando en nosotros tanto el querer como el hacer por su buena voluntad. Que Dios nos guía en la forma indicada se desprende
claramente de las palabras del apóstol en Efesios 2:10:”Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios
preparó para que anduviésemos en ellas”.

4. DIOS EJERCE SOBRE SUS ESCOGIDOS UNA INFLUENCIA O PODER PRESERVADOR
“Jehová guarda a todos los que le aman; pero destruirá a todos los impíos” (Salmos 145:20).No podemos perseverar sin que Dios nos preserve.
Ahora consideraremos el método de Dios en su proceder hacia los pecadores:

1. DIOS EJERCE, A VECES, SOBRE LOS PECADORES UNA INFLUENCIA RESTRICTIVA
POR LA CUAL LES IMPIDE EJECUTAR LO QUE POR NATURALEZA SE SIENTEN
INCLINADOS A HACER.
Un ejemplo lo encontramos en el caso de José y en la forma en que sus hermanos lo trataron. Debido a la preferencia que Jacob sentía por él, sus
hermanos le odiaban, y cuando creyeron tenerlo en su poder idearon matarle. Pero Dios no permitió que llevaran a cabo sus propósitos. Primero
movió a Rubén a librarlo de las manos de ellos, y luego hizo que Judá sugiriera venderlo como esclavo.

2. DIOS EJERCE, A VECES, SOBRE LOS PECADORES UNA INFLUENCIA SUAVIZADORA
QUE LOS INCLINA EN CONTRA DE SU PROPENSIÓN NATURAL A OBRAR PARA FOMENTAR
SU CAUSA.
Observemos las experiencias de José en Egipto. Se nos dice que mientras estaba en casa de Potifar “Jehová fue con José”. Su amo vio que Jehová era
con él, por lo cual, ”halló gracia en sus ojos y le puso por mayordomo”. Más tarde cuando José fue injustamente echado en la cárcel se nos
dice:”Más Jehová fue con José, y extendió a él su misericordia, y le dio gracia en ojos del principal de la casa de la cárcel”. Finalmente después
de salir de la prisión, se nos enseña que Jehová “le dio gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto; el cual le puso por
gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa”.

3. DIOS EJERCE, A VECES, SOBRE LOS PECADORES UNA INFLUENCIA ENCAUSADORA,
LOGRANDO QUE EL MAL QUE INTENTABAN HACER RESULTE EN BIEN.
El ejemplo supremo de la influencia controladora y encausadora que Dios ejerce sobre los pecadores es la cruz de Cristo con todas las
circunstancias que la acompañan. Desde toda la eternidad Dios había predestinado cada uno de los detalles de aquel evento.

¿Había sido decretado que el Salvador sería traicionado por uno de sus discípulos? (Salmos 41:9- Mateo 26:50).
¿Se había decretado que el traidor recibiría por su actuar treinta siclos de plata?
¿Se había decretado que esta paga de la traición sería empleada con un fin particular, a saber, la compra del campo del alfarero? (Mateo 27:7)
¿Se había decretado que habría quienes serían testigos falsos contra nuestro Señor? (Salmos 35:11)
¿Se había decretado que el Señor de la gloria sería blanco de “injurias y esputos”? (Isaías 50:6)
¿Se había decretado que el Salvador sería contado con los transgresores?
¿Se había decretado que le sería dado a beber vinagre estando en la cruz?
¿Se había decretado que los soldados echarían suerte sobre sus vestiduras?
¿Se había decretado que ninguno de sus huesos sería quebrantado? (Éxodo12:46- Números 9:12)

4. DIOS ENDURECE LOS CORAZONES DE LOS PECADORES Y CIEGA SUS MENTES
La palabra de Dios afirma esto en el Salmo 105:25.En este pasaje se hace mención de la estancia de los descendientes de Jacob en tierra de Egipto.
En su época los hijos de Israel fueron aumentados en extremo de tal forma que eran más y más fuertes que los de Faraón. Fue entonces cuando Dios
“volvió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo”. La consecuencia del odio de los egipcios es conocida; no solamente endureció
el corazón de Faraón, sino que, después de que Dios hubo azotado el país con las plagas, Dios dijo a Moisés: “Y yo he aquí endureceré el corazón de
los egipcios” (Éxodo 14:17).
Lo mismo ocurrió luego en relación con Sehón, rey de Hesbón, por cuyo territorio tenía que pasar Israel en su éxodo hacia la tierra prometida (Deuteronomio 2:30).
Lo mismo acaeció cuando Israel hubo entrado en Canaán (Josué 11:19). En Juan 12:37-40 leemos: “Pero habiendo hecho delante de ellos tantas
señales, no creían en Él. Para que se cumpliese el dicho que dijo el profeta Isaías: ¿Señor, quién ha creído a nuestro dicho? ¿Y el brazo del
Señor, a quién es revelado?.Por esto no podían creer, porque otra vez dijo Isaías: Cegó los ojos de ellos y endureció su corazón; para que no vean
con los ojos y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane”. ¿Está Dios en realidad gobernando el mundo?

ALELUYA, PORQUE EL SEÑOR NUESTRO DIOS TODOPODEROSO REINA (Apocalipsis19:6).

¿Si tu alabas a Dios, si lees su Palabra, si el cantas? Es por el privilegio que Dios te dio de ser Su hijo, no te canses de agradecerle el perdón de tus pecados, los borró y nunca, nunca se acordará de ellos, no te canses de darle gracias por la Gracia que te ha dado.

viernes, 16 de abril de 2010

LA RAÍZ DE LA SALUD MENTAL: COMO SER SANADO AL CONOCER A DIOS

Acerca de no ayudar a las personas a ser felices en su camino al infierno

El remedio más común para la mayoría
de los desórdenes de conducta o mentales
hoy es alguna forma de mejora de la vida propia.
Éste penetra en nuestras instituciones educativas,
el sistema psicoterapéutico y de orientación psicológica,
el personal y la industria motivacional, la publicidad,
e incluso la iglesia. Pienso que el remedio es defectuoso.
Esta es una carta que le escribí a un hombre
para aclarar la siguiente oración:
“Es profundamente errado convertir la cruz de Cristo
en una garantía de autoestima como la raíz de la salud mental”.

Llamémosle Aquila

Querido Aquila:
1. La frase operante en mi oración: “Es profundamente errado convertir la cruz de Cristo en una garantía de autoestima como la raíz de la salud mental”.
Pienso que es profundamente errado decir que ser amado por Dios proporciona salud mental si lo que quiero dar a entender por “ser amado” es principalmente que debo ahora tener autoestima... si “ser amado” quiere decir “soy encantador”; o “soy digno de ser amado”; o “Dios no ama basura”.

Esto significa cometer dos errores. Uno es que se pierde de vista la realidad y gloria, la
maravilla y la libertad de la gracia, que es la decisión absolutamente libre de Dios de
poner su amor sobre quién quiera que le plazca y levantar de las piedras hijos a Abraham si quiere mostrarnos que a las piedras les irá bien. El otro error es que empequeñese el valor que la inmensurablemente grandiosa experiencia del amor de Dios posee por si misma, no por su rúbrica de valía.
A mi manera de ver las cosas, el amor de Dios es un don de Dios que me
capacita para verle y estar con Él, y disfrutar con Él para siempre. Si trato de tomar ese don divino y atesorado de Dios para mi y decir que me hace feliz porque me ayuda a sentirme bien en cuanto a mi mismo, algo anda profundamente mal.

2. Sin embargo, al decir que la raíz de la salud mental no es la autoestima, sino mas bien el disfrutar a Dios como Dios y su gracia gratuita como gracia, no dije que no hay verdad en el concepto del valor humano (auque me atraganto con la frase “valía propia” puesto que la palabra “propia” detras de la palabra “valía” parece en realidad llevar el asunto más allá de 2 donde la Biblia lo toma). Jesús dijo que uno es más valioso que las aves (Mt.6:26).
Tomo eso como significando en última instancia que los seres humanos tienen una capacidad única para disfrutar a Dios como Dios y reflejar su valía y gloria como ninguna otra criatura puede hacerlo.
Así la valía de los seres humanos es el potencial dado por Dios para hacer mucho de Dios al disfrutarlo, valorarlo, y atesorarlo a Él y sus caminos.

3. ¿Debemos creer que somos “perfeccionables” a fin de esperar el cielo como debemos? Sí. Y todo depende de lo que “perfecto” significa y quién lleva a cabo el perfeccionamiento. Dios lo hace (“Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo”, 1Tesalonicenses 5:23), y perfecto quiere decir perfectamente apropiado,compatible y completo para deleitarse en Dios con la misma energía y pureza con que Él se deleita en si mismo (“El amor con que [tú, Padre]
me has amado [a mí, tu Hijo] esté en ellos, y yo mismo esté en ellos” Juan 17:26).

4. ¿Deberíamos decirle a una persona abandonada que tiene gran “valía propia” cuando ella se siente fracasada y como si fuera basura? (Primero analicemos la frase “valía propia” porque está tan cargada de una cosmovisión psicologizada y homocéntrica que es probable que no serviría para comunicar lo que en realidad es un sentimiento de significación centrada en Dios).
Como usted lo destacó muy bien, la cuestión es la confianza. ¿Acaso Dios ha hechado a perder todo en esta relación? ¿Ha cometido Él una equivocación al hacer a esa persona poco atractiva, o nerviosa, o ciega, o de baja estatura, o gorda, o promedio, o sin talento atlético?
Pienso que el retiro rápido a una terapia de la autoestima es irremediablemente errado y deja el problema real sin resolver, mientras que a la vez quizás ayuda a las personas a sentirse bien porque son alguien (con lo cual nuestro uso de Dios simplemente parece servir como sostén).

El asunto es: ¿Aman esas personas a Dios como Dios de una manera que los satisfaga lo suficiente como para levantarse y seguir adelante? ¿Confían en su bondad sabiduría, poder y riquezas para ayudarles a hacer lo que deben hacer? ¿Se regocijan en Él debido a que se les concede el valiosísimo privilegio de conocerle y que Él los ame? ¿O deben ellos tener esa visión de gloria haciendo eco de su propia valía antes de que puedan recibir alguna ayuda de ella?

No niego ni escondo que es maravillosamente significativo conocer a Dios y que Él lo utilice a uno para darle a conocer a otros y que lo amen. Así que llega un momento en que podría decir esto, y lo diré de tal manera que indique con claridad que la maravilla de tal cosa reside en la presiosidad de conocer a Dios y en reflejarlo lo suficientemente bien por mi deleite en Él de modo que otros puedan ver en mi la valía de Dios y se unan a mi para disfrutar de Él.
¡Ahora, eso si que sería en realidad significativo! Espero que usted pueda ver y sentir el mundo en que mis pensamientosgiran.
El asunto es:
¿Cuál es la raíz de la salud mental? Mi respuesta es: Dios. O ver a Dios como Dios y disfrutar de Él como Dios, lo que incluye ser perdonado por Él y ser recibido con gracia absolutamente gratuita.

En lo personal pienso que estas verdades han sido secuestradas cuando se las usa para
hacer de la autoestima la raíz de la salud mental. Los pequeños ajustes evangélicos a la manera del mundo de contentar a las personas mientras se dirigen al infierno no son lo suficientemente radicales para mí.

Usted me ha servido bien. Gracias.

Pastor John.

La Soberanía de Dios en la Salvación

LA SOBERANÍA DE DIOS EN LA SALVACIÓN

“Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios; cuan incomprensibles son sus juicios e inescrutables sus caminos” (Romanos11:33).

La salvación pertenece a Jehová.....pero el Señor no salva a todos. ¿Por qué no?¿Quizás porque son demasiado pecadores? NO....pues el apóstol
escribió: “Palabra fiel y digna de ser recibida de todos”.

¿Por qué entonces Dios no salva a todos?¿Quizás porque algunos tienen el corazón muy duro para ser ganados para Cristo? NO. (Ezequiel 11:19)
¿Será porque son tan obstinados, tan intratables y tan retadores?

AMIGO....¿no es cierto que hubo un tiempo en que andabas en consejo de malos, estabas en camino de pecadores, te sentabas en silla de escarnecedores, y con ellos decías: “No queremos que éste reine sobre nosotros”?¿Cómo es posible que ahora todo haya cambiado?. Como nacido del Espíritu responderás con rapidez: “Por la gracia de Dios soy lo que soy”(1 Corintios 15:10). ¿O acaso dices?...pero llegó un momento en que yo quise, estuve dispuesto a recibir a Cristo como mi salvador.

Ciertamente fue así....pero fue el Señor quien te hizo querer (Salmos 110:3-Filipenses 2:13). ¿Porqué no todos los que escuchan el Evangelio son salvos? ¿Rehúsan
creer?. Bien, es cierto, pero esa es solo una parte de la verdad.

Es la verdad vista desde el aspecto humano. Pero hay también un aspecto divino. Es Dios mismo quien hace distinción entre el escogido y el no escogido.
Antes de la fundación del mundo Dios hizo una selección, una elección. Ante sus ojos omniscientes estaba toda la raza humana de Adán y de ella escogió un pueblo, y lo “ordenó” para vida eterna (Hechos 13:48) (1 Corintios 1:26-29) (Efesios 1:3-5) (2 Tesalonicenses 2:13) (2 Timoteo 1:9) (1°Pedro 1:2) (Romanos 8:28-29).

Resumiendo las enseñanzas de estos pasajes aprendemos: Que Dios ha ordenado para vida eterna a ciertas personas; y que, como consecuencia de su ordenación, ellos, a su debido tiempo, ”creen”. Ésta ordenación para salvación que Dios hace de sus elegidos no se debe a nada bueno ni a mérito alguno en ellos, sino exclusivamente a su “gracia”.
Volvemos entonces a preguntarnos: ¿Porqué escogió Dios a quienes escogió? ¿Fue porque poseían ciertas virtudes? ¿Por qué tenían corazones generosos?
¿los escogió porque eran buenos? ¿fue a causa de alguna buena obra? NO.

La causa de su elección estriba en Él y no en los objetos. Él escogió a quienes escogió simplemente porque decidió hacerlo así.
Pero ahora nos preguntamos ¿Por quién murió Jesucristo?

CRISTO MURIÓ POR LOS ESCOGIDOS DE DIOS.

Si la determinación absoluta de Cristo abarcara a toda la humanidad, entonces toda la humanidad se salvaría. En lo referente al propósito predeterminado de su muerte, Cristo murió solamente por los elegidos.

Cristo no murió para hacer posible la salvación de toda la humanidad, sino para hacer segura la salvación de todos los que el Padre le ha dado.
Una y otra vez nuestro maestro se refirió a aquellos que el Padre le había dado y por los cuales tenía especial interés: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le hecho fuera.....Y ésta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:37) (Juan 17:1,2,6,9,24).

Sabemos que Cristo intercede ahora como Gran Sumo Sacerdote. Pero ¿por quién intercede? ¿por toda la raza humana o solamente por su propio pueblo?.La respuesta es muy clara. Nuestro Salvador ha entrado en el cielo personalmente “para presentarse por nosotros en la presencia de Dios” (Hebreos 9:24), es decir, por los que son “partícipes de la vocación celestial” (Hebreos 3:1). Esto concuerda con las palabras de nuestro Señor en Juan 17:9.....”Yo ruego por ellos, no ruego por el mundo, sino por los que me diste, porque tuyos son”. La salvación de cualquier pecador entra dentro de la esfera del poder divino.

¿Cómo actúa la soberanía de Dios a través de su Espíritu Santo en la salvación? El nuevo nacimiento es debido a la voluntad soberana del Espíritu. Cada una de las tres Personas de la bendita Trinidad tiene que ver con nuestra salvación. El Padre nos escogió; el Hijo murió por nosotros; el Espíritu nos da vida.

El Padre pensó en nosotros; el Hijo derramó su sangre por nosotros; el Espíritu efectúa su obra dentro de nosotros. El nuevo nacimiento es una resurrección espiritual, un “pasar de muerte a vida” (Juan 5:24).

Y evidentemente la resurrección está totalmente fuera del dominio del hombre. La obra del Espíritu es necesaria para el cumplimiento total del propósito eterno de Dios.

Para que un pecador vea la necesidad que tiene de un Salvador y quiera recibir al Salvador que necesita se precisa indispensablemente, sobre él y en él, la obra del Espíritu Santo. ¿No es pues evidente que la razón de que “otros” sean dejados fuera del reino de Dios no es solamente porque no quieren entrar, sino también porque el Espíritu Santo no ha procedido así con ellos?.

Romanos 9:16 Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

Gracias Dios porque me diste tu Don Bendito

¿Preguntas, dudas, comentarios?, bienvenidos…..

Próximo tema: La Soberanía de Dios en operación

martes, 13 de abril de 2010

LA SOBERANÍA DE DIOS EN SU PROVIDENCIA

Algunos extractos de: “La Soberanía de Dios” A.W. Pink

LA SOBERANÍA DE DIOS EN SU PROVIDENCIA (Providencia es la soberanía, la supervisión, la intervención o el conjunto de acciones activas de Dios en el socorro de los hombres).

“Jehová afirmó en los cielos su trono; y su reino domina sobre todos”
(Salmos 103:19).

Dios efectivamente gobierna; su dominio se extiende a todas las cosas y
todas las criaturas.

1. Dios gobierna la materia inanimada Como declara el salmista: “Porque Él dijo y fue hecho, Él mandó y existió”.  
Observemos el control absoluto de Dios sobre la materia inanimada en las plagas de Egipto.
Observemos que a su mandato las aguas del Mar Rojo se dividieron para que los israelitas pasaran en seco.
Una palabra suya y la tierra abrió sus fauces para tragarse a Coré y sus rebeldes.

Observemos como también el mar, ante la voluntad del Creador, lo sostuvo sobre las olas. A su palabra la higuera se secó; a su contacto las
enfermedades huían al instante. A su mandato el sol retrocedió diez grados en el reloj de Acaz para ayudar a la débil fe de Ezequías.
Es Dios quien retiene la lluvia y es Dios quien la da cuando quiere.

Los observatorios meteorológicos se atreven a predecir el tiempo, pero cuan frecuentemente Dios anula sus cálculos.
He aquí que Dios gobierna verdaderamente la materia inanimada. Por lo tanto cuando nos quejamos del tiempo estamos en realidad murmurando contra
Dios.

2. Dios gobierna a las criaturas irracionales En el hecho histórico del diluvio, Dios mostró evidentemente su gobierno sobre los animales.
Observemos como Dios hizo que fueran a Noé todo tipo de criaturas vivientes, dócilmente y de dos en dos. Dios hace también que un mudo asno
reprenda la locura del profeta.
Envía dos osas de los bosques a devorar a cuarenta y dos de los atormentadores de Eliseo.
Sella la boca de los leones de Babilonia cuando Daniel es echado en el foso.
Prepara un gran pez para que tragase al desobediente Jonás.
Dios reina sobre las criaturas irracionales.

3. Dios dirige a los hijos de los hombres

“En Él vivimos y nos movemos y somos” (Hechos 17:28).
“El corazón del hombre piensa su camino, más Jehová endereza sus pasos” (Proverbios 16:9)
Pensar e insistir en que algunos hombres ponen impedimentos efectivos a la voluntad de Dios y trastornan sus consejos es negar las Escrituras.
Observen bien lo que dicen: “Pero si Él se determina en una cosa, ¿quién lo apartará? Su alma deseó e hizo” (Job 23:13).”Porque Jehová de los
ejércitos ha determinado, ¿y quién invalidará? Y su mano extendida ¿quién la hará tornar? (Isaías 14:27).

En vano leemos la Biblia si no descubrimos que los actos de los hombres, tanto de los malos como de los buenos, están gobernados por Dios.
Observen: Nimrod y sus compañeros determinaron erigir la torre de Babel, pero antes de que su obra fuese acabada Dios frustró sus planes. Esaú juró
vengarse de Jacob, pero cuando se encontraron después de la separación, en vez de pelear llenos de odio, se abrazaron con lágrimas de gozo. Los
hermanos de José planearon su destrucción, pero sus malos consejos fueron frustrados. Amán erigió una horca para Mardoqueo, pero fue él quien fue
colgado en ella.

4. Dios gobierna a los ángeles y a los demonios

Los ángeles son siervos de Dios y escuchan siempre su voz y cumplen sus mandamientos (1°Crónicas 21:15-28) (Hechos 12:11) (Apocalipsis 22:6) (Mateo 24:31).
Dios también gobierna sobre los demonios (Jueces 9:23) (1 Reyes 22:23) (1 Samuel 16:14).
Sí, el propio Satanás está absolutamente sujeto al control de Dios.

Acusado en el Edén, escuchó su sentencia sin pronunciar palabra. No pudo tocar a Job hasta que Dios le diera autorización. También tuvo que esperar
autorización antes de “zarandear” a Pedro.

Y como acto final sabemos que será echado al lago de fuego que ha sido preparado para él y sus demonios.

EL SEÑOR OMNIPOTENTE REINA. Sé sumiso a su mandato, se agradecido por todo lo que hace por ti.

Próximo tema: LA SOBERANÍA DE DIOS EN LA SALVACIÓN

martes, 6 de abril de 2010

La Soberanía de Dios en la Creación

“Señor, digno eres de recibir gloria y honra y virtud: porque Tú creaste
todas las cosas y por tu voluntad tienen ser y fueron creadas"
(Apocalipsis 4:11).

En el gran espacio de la eternidad que se extiende más allá de Génesis 1:1, el universo no había nacido aún y la creación existía tan solo en la
mente del Gran Creador. En su majestad soberana Dios vivía solo. Pero aún en aquel tiempo Dios era soberano. Podía crear o no crear conforme a su
buena voluntad.

Considera entonces la acción de la soberanía divina mucho antes de que el hombre viera la luz. Levanta los ojos al cielo y observa los misterios
de la soberanía divina; baja ahora vuestros ojos a nuestro propio planeta; contempla el reino animal y observa la maravillosa variedad del
mismo; considera también el reino vegetal; y considera las huestes angelicales......y todo cuanto podemos decir es: “Nuestro Dios está en los
cielos; todo lo que quiso ha hecho” (Salmos 115:3).

Aprende esta verdad básica: el Creador es soberano absoluto. Puesto que Dios es Dios ¿quién se atreverá a disputar su prerrogativa?.

• Murmurar contra Él es pura rebelión.
• Discutir sus caminos es impugnar su sabiduría.
• Criticarlo es pecado. ¿Nos hemos olvidado quién es Él?.
• Piensa en todas la bendiciones que ha preparado para su creación.
• Piensa que tu eres su creación y ahora también eres su hijo.

• Disfruta cada día que vives porque Él es el soberano en tu vida.

Próximo tema: “La Soberanía de Dios y la Providencia”

viernes, 2 de abril de 2010

Las Siete Palabras

1.) Luc. 23:34. Padre Perdónalos porque no saben lo que hacen.
2.) Luc. 23:43. De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.
3.) Jn. 19: 27. Mujer, he ahí tu hijo.
4.) Mt. 27:46. "Dios mío, Dios mío, ¿Porqué me has desamparado?.
5.) Jn. 19:29. ¡Tengo sed!
6.) Jn. 19:30. ¡Consumado es!
7.) Luc. 23:46. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.

Un día como hoy, pero hace 2010 años aproximadamente, suceden estos hechos que ahora recordamos, se cumplen las promesas que vienen anunciándose en todo el AT, en forma precisa y exacta, lo dicho por la ley, los salmos y los profetas, el día del Señor vendrá.

En esta celebración que conocemos como la Semana de la Pasión de Cristo, el día del sufrimiento más grande y significativo que se haya hecho por cada uno de los llamados escogidos de Dios, como nos lo plasma el Apóstol Juan con el versículo más conocido por nosotros:

Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo Unigénito, para todo aquel que en Él cree, no se pierda mas tenga vida eterna”.

Marcos nos dice:

Marcos 15:25 Era la hora tercera cuando le crucificaron

Era sumamente conveniente que cada Palabra de nuestro Señor en la cruz, fuera reunida y preservara, así como ningún hueso Suyo sería quebrado, así ni una sola Palabra que Él dijera se perdería. El Espíritu Santo tuvo especial cuidado de que cada una de las expresiones sagradas fueran registradas convenientemente.

Estas Palabras no son una tradición que nos llegó, sino un registro perfectamente planeado por Dios, son siete Palabras, el número perfecto en plenitud; este número se combina, el tres de la Trinidad Infinita, con el cuatro perfecto de la creación (cuatro puntos cardinales), forman un siete perfecto, como en todo lo demás, nuestro Señor, fue la perfección misma en su muerte.


Hombres reflexivos a través de los siglos, a los cuales debemos acudir, les han extraído una serie de riquezas clasificándolas así en diferentes grupos y diversos encabezados, pero a mí me ha impactado especialmente dos maneras de ver las últimas palabras de nuestro Señor las cuales describo aquí en forma de doctrinas:

Voy a hacer breve cada palabra y concentrarme en una sola que creo que es la que puede encerrar la pasión plena de Cristo.

1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” Luc. 23:24
A). Aquí tenemos la doctrina del perdón del pecados, aún clavado en la cruz nos muestra que es Dios mismo y recalca su misión a través del perdón gratuito. Ese perdón en respuesta a la súplica del Salvado a su Padre, ministerio que vimos que le causaba muchas burlas por parte de las autoridades eclesiásticas de ese momento, ministerio que cumplió hasta y con su muerte.

B). y aún después de su muerte, sigue intercediendo como abogado por sus hijos, “pues si alguno hubiera pecado, abogado tenemos para con el Padre a Jesucristo”.



2. “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” Luc. 23: 43
A). Aquí tenemos la seguridad del creyente, a la hora de su partida hacia dónde va, y su admisión instantánea a la presencia de su Señor la doctrina que le llamamos, La Perseverancia de los santos. Golpe directo al corazón del purgatorio.
Que privilegio para este ladrón que el Señor mismo le dijera, “hoy estarás conmigo en el paraíso”.

B). También podemos ver al Señor con el poder de un Rey, abriendo Él mismo la puerta del paraíso, Él tiene las llaves, El mismo tiene el Cetro, ese cetro que se le prometió a Judá que lo tendría mientras llegaba el dueño (Génesis 49:10), el dueño del Cetro, el dueño de la llave, abriendo el paraíso para que este vulgar ladrón (ahora hijo de Dios) entrara y también entrara a todo aquel a quien Él atrajera hacia Él.


3. “Mujer, he ahí tu hijo” Juan 19:27
A). Esto manifiesta claramente la propia humanidad de Cristo, muestra la naturaleza humana de Jesús. Quien hasta el final reconoció su relación humana con María, de quien nació. Sin embargo, su lenguaje nos enseña a no adorarla a ella, pues la llama; “mujer”, y nos lleva a honrarlo a Él solamente, que en su más terrible agonía pensó en las necesidades y aflicciones de su madre, así como piensa en cada miembro de su pueblo, ya que ellos son su madre y sus hermano y sus hermana.

B). Aquí vemos al Hijo del hombre preocupándose por su afligida madre con la ternura de un hijo. En la Palabra anterior, cuando abrió el paraíso, vemos al Hijo de Dios en su naturaleza divina; ahora ven a Aquel que fue cierta y verdaderamente nacido de una mujer y sometido a la ley; y bajo la ley lo ven todavía, pues honra a Su madre y se preocupa por ella en su muerte.


4. “Eloi, Eloi, ¿Lama sabacatani?”, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? Mateo 27: 46

A). Ilustra el castigo soportado por nuestro Sustituto, cuando cargó con nuestros pecados y fue así desamparado por su Dios. Ninguna exposición puede revelarnos la agudeza de esta frase: es penetrante como la propia hoja y la punta de la lanza que atravesó su costado.

B). Aquí en esta Palabra vemos su alma humana en angustia, Su íntimo corazón sobrecogido por la retirada del rostro de Jehová, y siendo conducido a clamar como sumido en la perplejidad y en el asombro. Muestra hasta donde Él se entregó por nosotros, “Dio a Su Hijo, lo entregó”, hasta el abandono completo de su Padre por tanto pecado que cargaba en ese momento. Nos dice Isaías: Porque Un Niño nos es nacido, (parte humana), Hijo nos es dado (parte Divina). Lo dio hasta donde Jesús se sintió en pleno abandono, así es como Dio a su Hijo Unigénito. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”




5. “Tengo sed”, Juan 19:29

A). Esta es la Palabra más corta, pero no por eso le falta significado, Él que se decía ser la fuente de ríos de agua viva, ahora condesciende con nosotros para sentir la desesperación de tomar agua, aquel que le dijo a la mujer samaritana si tu bebes del agua que yo te doy no tendrás sed jamás, ahora tiene sed, el Señor de las fuentes y del abismos, aquél que dio de beber al pueblo en el desierto a través de la roca, no tiene una sola gota de agua para beber, “Tengo sed”.

¿Qué grande amor le condujo a una condescendencia como esa?, “De tal manera amó Dios al mundo”

B). Podemos ver su cuerpo mortal atormentado por un penoso dolor. La carne mortal tuvo que participar en la agonía del espíritu interior. “Tengo sed”, mostrando así plena identidad con nosotros, Lo Divino con lo humano.

6. “Consumado es” Juan 19:30
A). Ahí tenemos la completa justificación del creyente, puesto que la obra por la cual es aceptado, está realizada plenamente. Se ve al Salvador perfecto, al capitán de nuestra salvación que ha completado el cometido asumido, que terminó con la transgresión, que puso fin al pecado y que trajo la justicia eterna.

B). ¡Consumado es! en esta expresión muestra que Jesucristo, está consciente de que para cada episodio de la redención (y no solo esto, sino para cada episodio que ocurre en la historia), hay un momento determinado en el decreto eterno de Dios, y no solo pensaba en su muerte; sino en la consumación total de su ministerio terrenal: muerte, resurrección, ascensión y coronación; “Consumado es”, se refiere al plan salvífico consumado, terminado, en otras ocasiones se refiere como; no había llegado mi hora, pero ahora ya llegó. Esta hora es el momento de la crisis; es la hora del cumplimiento de las promesas; la hora de cumplir las profecías, tipologías y símbolos, es la hora del triunfo sobre el maligno; la hora de descartar la antigua dispensación e iniciar la nueva.

Consumado es; es el cumplimiento del día del Señor vendrá, en aquel día dice el Señor, cuando llegue el dueño del trono se le dijo a Judá, “Consumado”, a David se le dijo, un hijo tuyo siempre se sentará en tu trono, “Consumado”, aquél plan que se trazó desde antes de la fundación del mundo, “Consumado”, el Rey llegó, el Mesías cumplió su propósito. ¡Consumado es!

Regreso en un momento a esta palabra; “Consumado es”

7. “Padre, en tus mando encomiendo mi espíritu” Lucas 23:46

A). En este clamor hay reconciliación para con Dios. Aquel que estuvo en nuestro lugar, había completado toda su obra y ahora su espíritu regresa al Padre y nos lleva con Él. Podemos ver que cada Palabra nos enseña alguna doctrina fundamental de nuestra bendita fe. Como dijera Juan en Apocalipsis: “El tiene oídos para oír, oiga”.

B). Al llevarnos con Él al Padre, quedamos en las manos del Padre, por lo que nada ni nadie nos arrancará de su mano.



Regreso a la palabra anterior; ¡Consumado es!

Estoy convencido que la ha dicho para el Padre pero también para la Iglesia para consuelo de su Iglesia:
Ninguna Palabra dicha por nuestro Señor ha sido para la Iglesia excepto esta,
No puedo creer que cuando estaba agonizando dejara sin ninguna palabra a Su Esposa por la cual murió:

“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, se refiere a los pecadores, no a los santos.
“De cierto de digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso”, se lo dijo a ladrón penitente.
“Mujer, he ahí tu hijo”, es para María.
“Padre, Padre, porqué me has desamparado” al igual que “Tengo sed” son palabras que vemos como se siente él mismo.
“En tus manos encomiendo mi espíritu” es para el Padre.

Pero el Señor debe tener una Palabra para su pueblo, para su Iglesia; “Consumado es”, mi redimida, “Consumado es”, mi bien amada esposa, “Consumado es”, por ti viene a entregarme, “Consumado es”, por ti hice todo esto, ya terminé mi obra amada mía.

Juan lo dice en Apocalipsis: “Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

¡Amados hermanos, Dios está muy complacido con Cristo, y en Él, con nosotros!, no hay nada que quede pendiente, ni una jota ni una tilde, pues Cristo lo ha cumplido todo.

Cuando estoy orando y veo todo esto, me gusta decirle a mi Padre Celestial, mira Tú Hijo, ¿no es perfecto?, mira Tu Hijo, ¿no es hermoso?, ¿no te delitas en Él?, a Señor si me miras y te sientes hastiado de mi, mejor podrías reconfortarte mirando mejor a tu amado Hijo, y deléitate en Él.

• Consolémonos, “Consumado es”; nos indica que la redención de la Iglesia de Cristo se ha perfeccionado.
• No hay hipoteca, no hay letritas pequeñas.
• Aquellos quienes Cristo compró con su sangre, hemos sido exonerados para siempre de los cargos en nuestra contra. Hemos sido hechos perfectos para siempre, con un solo sacrificio.
• Todas esas gravosas deudas que nos habrían hundido hasta lo más profundo del infierno, con la palabra, “Consumado es”, han sido solventadas.
• “Consumado es” nos lleva a presentarnos “Confiadamente ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y Gracia para el oportuno socorro”.

Aquél compromiso perfecto que mostró Cristo, nos lleva a entregarnos todo a Él.