Año 6-
Devocional # 07 10-abril-2015
Seguimos con el libro, “Vivir en el Poder del
Evangelio”
1Corintios
1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
30
Más por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención;
31
para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.
Los fariseos son el contraste de la obra cumbre de
Dios, la obra de la redención. Ellos son la obra cumbre del ser humano al
intentar vivir la vida cristiana por esfuerzo humano.
Los fariseos de hoy generalmente no se encuentran en
las cárceles. Generalmente se encuentran en las iglesias. Más bien voy a decir
que nos encontramos en las iglesias, porque cuando miro un espejo, veo un
fariseo en recuperación (si es que me doy cuenta que soy fariseo). Por la
gracia y misericordia de Dios soy un fariseo en recuperación. Me doy cuenta que
soy fariseo porque veo más graves los pecados de los demás y yo me veo mejor
que ellos.
Es a través del evangelio que todos fuimos
justificados, pero es también el medio de la santificación para el creyente. La
Santificación no es de una forma y la Justificación de otra. Nuestro
crecimiento espiritual depende tanto de la obra de Dios en nuestra vida ahora,
como ese instante cuando reconocemos por primera vez la obra perfecta de
nuestro Señor Jesucristo en nuestra vida.
De principio a fin, dice nuestro texto (tanto la
santificación como la justificación), toda la vida cristiana es obra de Dios.
Es por eso que el justo por la fe vivirá. Fe, es la mano del mendigo extendida
a Dios para recibir sus Promesas, para recibir lo que Él ha hecho a nuestro
favor y sea una realidad en lo más profundo de nuestro ser. El Espíritu Santo
aplica lo que Cristo compró en la cruz, y lo hace una realidad cada día, más y
más en nuestra vida. Aún a la lectura de la palabra de Dios, hay que aplicarle
el Evangelio. Si no estás leyendo con fe, creyendo que es la voz escrita de
Dios, y reconocer que es la obra del Espíritu Santo en nuestra vida la
que nos santifica y no nuestro trabajo o nuestro esfuerzo.
Si intentamos ser santos por nuestro esfuerzo
diario, sería como subirnos a un bote de vela y soplarle a la vela para
avanzar.
Cada aspecto del evangelio y de nuestra Salvación y
Santificación es un regalo de Dios que no merecemos, y no podemos producir por
esfuerzo propio. Es el mismo evangelio que nos salvó, que transforma la vida
del cristiano diariamente. Aplicamos el evangelio a todas las áreas de nuestra
vida. Es el evangelio que nos transforma a diario. El evangelio es depender
diariamente de Cristo, es depender diariamente de la obra de Dios en nuestras
vidas. Cuando miramos a Cristo hay transformación como nos dice 2ª
Corintios 3:18 que con cara descubierta, vemos la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria, a la misma imagen por el Espíritu del
Señor. Al hablar del evangelio, estamos hablando de Cristo, estamos hablando de
lo que Él ha hecho y está haciendo en nuestra vida diaria por fe, aunque no lo
merecemos, Dios usa el evangelio para transformarnos.
2Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a
cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.
Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
Tel: (81) 8352 6165
o
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