martes, 15 de septiembre de 2015

La gracia de Dios es para el que se declara en bancarrota espiritual

Año 6- Devocional # 13-septiembre-2015

La gracia de Dios es para el que se declara en bancarrota espiritual

Seguimos con el libro, “Viviendo en el poder del Evangelio”  de Jerry Cross


La gracia de Dios llega al creyente cuando reconoce su verdadera condición ante Dios. (Mateo 5:3; 2ªCorintios 4:7; 2ª Corintios 12:8-10).

Cristo, cuando empezó el Sermón del Monte, y nos dio las bienaventuranzas, comenzó diciendo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. Les quiero enfatizar que no dice Bienaventurados los que eran pobres en espíritu, el día en que recibieron al Señor Jesucristo, pero ahora ya no son pobres, ahora son ricos. No dice eso. Porque de la misma manera como recibimos al Señor Jesucristo, así vivimos la vida cristiana durante toda la vida. Nos reconocemos pobres delante de Dios, tú y yo. De la misma manera cuando lo recibimos por primera vez al nacer de nuevo.

Yo recibí al Señor Jesucristo en un campamento, el mes de febrero de 1954. Ahora, más de cincuenta años después, estoy tan necesitado de la gracia de Dios, tan necesitado de su obra constante en mi vida, tan necesitado de su Espíritu Santo y tan necesitado de seguir siendo transformado por el poder de Dios, como ese día en que recibí al Señor Jesucristo. Nosotros vivimos toda la vida cristiana al pie de la Cruz. Con las rodillas de nuestro corazón dobladas delante de Él, reconocemos que sin Él no podemos hacer cosa alguna. Vivimos en un Espíritu en bancarrota, en un Espíritu de necesidad, de humildad. 2ª de Corintios 4:7 dice, y está hablando del evangelio, si leemos todo el contexto “Pero tenemos este tesoro (que es el evangelio) en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.  Nosotros somos débiles y dice que tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros. Él desea recibir toda la honra y toda la gloria. Por eso, la vida cristiana, de principio a fin es obra de Él. Si fuera obra nuestra, nosotros recibiríamos la honra y la gloria. Por eso, a través de toda la vida cristiana, somos igualmente necesitados de Él. Somos vasos de barro. No éramos vasos de barro solamente cuando recibimos a Jesucristo, sino que durante toda la vida cristiana continuamos siendo vasos de barro.

En 2ª Corintios 12:8-10, Pablo reconoce que tiene una gran necesidad y habla de su debilidad, y tres veces pidió a Dios que le quitara algún problema que él tuvo, y tres veces Dios le dijo: “Bástate  mi gracia”, porque mi Gracia y mi Poder se perfecciona en las debilidades. Es cuando nosotros nos declaramos débiles durante toda la vida cristiana, es la misma actitud que tuvimos cuando recién recibimos a Cristo, reconociendo que delante de Dios, no teníamos nada que ofrecerle, sino un corazón pecaminoso, en gran necesidad de Su Limpieza, de su Perdón, de Su Santidad. Esa misma actitud que tuvieron entonces debe continuar siendo nuestra actitud a través de toda la vida cristiana. Esa fue la actitud del apóstol Pablo, su vida entera. En 1ª Timoteo 1:15 él dijo: “Palabra fiel es ésta: Que Cristo vino al mundo a salvar pecadores, de los cuales yo soy el pecador más grande, soy el pecador principal”.




Bendiciones
Pbro. Gilberto Flores Elizondo
Pastor de la Iglesia: Camino Verdad y Vida
Iglesia Nacional Presbiteriana
Tel: (81) 8352 6165

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